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De manera personal he transcrito lo relatado durante esta conferencia sobre la obra de Virxilio Viéitez. Como más o menos cuenta en su parte Suso de Toro, él tuvo parte de culpa de su relanzamiento, al hacer un artículo sobre su obra en El País Semanal, hace 14 años.

Miguel Fernández Cid (Moderador):

Comienza hablando de las discrepancias que le surgen con Virxilio. Primero por esa necesidad de acercarle a fotógrafos de la época como puede ser el trabajo de Diane Arbus. Se dice de Virxilio que hay en su obra “elementos surrealistas”, para mí no es un detalle surrealista, no hay una intención cultural, hay una intención semántica. Transmitir un mensaje y ser muy eficaz. Mezcla muy natural y muy primaria. Naturalismo y Simbolismo.

Siempre me ha fascinado la relación de los fotógrafos con la música. Ver la fotografía a través del Jazz. Desde alguien tan culto como Balzac, hasta tribus urbanas, que cada vez que se les tomaba una foto se les quitaba una película de piel.  Tomar una foto, los gallegos decimos que nos “quitan” una foto. Sospecho que en la relación que mantenía Virxilio con los que fotografiaba estaba esta serie de detalles que le daban autoridad. La gente era consciente de que no era un acto casual. Ibas a que te quitasen una foto. Vengo del mundo de la prensa. Para mí era como un suplicio, mi miedo era que la grabadora no funcionase… Pero al mismo tiempo estaba inquieto porque el fotógrafo llegaba (sobre todo los de prensa), dos disparos y se iban, yo les decía “asegura”. Esto ha pasado a la historia con la fotografía digital . Lo atractivo, lo desafiante y lo maravilloso es lo que nos dicen los que han visto los carretes. No tiraba dos disparos, era de tiro fijo, su seguridad era extrema. Cuando es una persona, cuando es un grupo son muchas las miradas y los juegos y los posibles movimientos. Fascinante composición del medio.

No se quitan las botellas, las botellas tapan la cara de una señora que sigue saliendo aún así perfectamente retratada. Toda reivindicación de este fotógrafo me parece justificable.

Él parte en los retratos de composición y escala. Lo más frío, lo más profesional, lo más austero. Lo más minimalista, la precisión suma, los mínimos elementos, todo lo quita… Estaba realizando esas tomas porque conoce perfectamente los espacios y el comportamiento de los personajes.  Quiero fabular un poco. Le veo más relacionado con la pintura barroca española, que a fuerza de ser realismo, a fuerza de meter en el cuadro lo cotidiano, termina permitiéndonos un ejercicio fascinante de sugerencias…

Cuadro de Francisco Ribalta, 1620, le aparece a San Francisco un ángel músico. “Eso es un misterio” así que añadía a un fraile iluminado por un candil y ese fraile trae la comida para San Francisco. El fraile no se da cuenta del misterio, sólo San Francisco. “Visión y símbolos en la pintura española del siglo de oro”, de Julián Gallego.  La mujer que lleva la radio y el transformador y la imagen del retrato del coche son imágenes de tiempo, las ha podido organizar. y la imagen de la bicicleta sin embargo ha tenido que ser captada en el momento. Pero el ojo lo tiene tan hecho que casi por instinto introduce una especie de invitado.

Cuando analizamos la obra de un artista nos ponemos serios, queremos acercar al artista al mirar de cada época, en ocasiones se amplían los formatos de las tomas… En el caso de Virxilio estamos en el caso de una obra del “misterio de lo cotidiano”. Esa especie de dualidad que está en todas y cada una de las imágenes de Virxilio.

SUSO DE TORO

2º Novela publicada de Suso de Toro, Polaroid. Le da “entrada en la historia de la literatura”. Es de esos articulistas a los que seguimos con expectación e incluso con temor porque no tiene miedo de decir lo que piensa.

Virxilio hablaba mucho de la magia, es “lo natural del lugar” pero también propio del mundo de Virxilio. Esa composición de 5 o 6 mujeres en fila y el niño que asomaba, son fotos de un tiempo y de su infancia. Mi primera foto es una en la que me colé también, un vecino que retrató la motocicleta y  me colé con una banderilla, luego el vecino le regaló la foto a mi madre. Las fotos que están fuera o en los catálogos, hay que pedir una cierta licencia. Yo sentí como tú también por pudor la obligación de traer las fotos mías y de mis mayores, para poder hablar de esas personas que están ahí fotografiadas. Ponerse en un plano de igualdad y mostrarse. Es gente muy parecida a la fotografiada.

Con Virxilio creo que se trata de una serie de descubrimientos en cadena. Virxilio cumplió su función, ofreció su servicio y tenía la conciencia tranquila. Pero la hija, merced a la hija, que estudio en Madrid fotografía, Keta, volvió con una nueva mirada y reveló a su padre. Virxilio fue revelado por su hija Keta. Lo reveló de un modo hermosísimo donde todas las cosas tenían su sentido absoluto. Una gata que se puso a parir encima de las latas donde estaba el trabajo de su padre. Abrió aquellas cajas y con los ojos de la persona que había estudiado fotografía consideró lo que había visto de otra manera, los ojos de la estética y de la fotografía. Sentido pleno y un valor iconográfico. Exponer las fotos para sus propios vecinos. Verse a si mismos con el paso de tiempo, ver a sus padres, a sus abuelos (para los vecinos de Soutelo de Montes). Pasó Sendón con su mirada de historiador del Arte: “aquí hay algo”. Lo pone en valor. Expone en Vigo su obra y de casualidad en mi caso el caso fue  que en Santiago una revista local “Compostela” vi algunas de aquellas fotos, dije, hostia, esto que es, es muy fuerte, y comprendí que había algo que contar allí. Allí había un relato que contar. Además era alguien que emergía de repente. Se lo propuse a los del El País Semanal y aceptaron. Veo una nota en la que había puesto que estaba contento de haber ido a Soutelo y haber hecho el reportaje. Después añado, que me había dado una sensación muy fuerte y había pensado en hacer un libro inventando las historias retratadas. No lo llegué a hacer por respeto a esas personas y a sus familias. Recuerdo que fui a Vigo y estar en la casa de Sendón preguntándole si aquello tenía valor. Él me lo confirmó, mi lectura intuitiva. Tenía un dilema, hay una recepción, una cosa es contarlo dentro de Galicia, pero si cuentas esto fuera de Galicia, cómo va a ser leído. Va a ser leído a través del tópico, raras, extrañas, pobres…  “Galicia como un fósil antropológico”. En el fondo tenía la conciencia tranquila en el sentido de que esta es mi gente, un orgullo de estirpe que siento. Es esa gente, es Virxilio, es Keta y es Sendón. Virxilio y los retratados sí que son Galicia.

Decidí ir a Soutelo de Montes en Enero después de eso. Tenía curiosidad. Como escritor me formé en la distancia respecto de los otros escritores. Por eso nunca me interesaron la gente de letras y los intelectuales en general. En el caso de Virxilio no me acercaba a las fotos de un ingenuo, pero sin duda ahí había un material que no era mío, que yo no podía acceder a él, una sustancia que yo no podría tener nunca. Un artículo mío que decía que “todos somos pollos de granja”.  Del mismo modo sabía que yo era un pollo de granja, ni en los retratados ni en el retratador había lo mismo, esas personas habían estado expuestas a la vida. A la intemperie, hambre, trabajo, deformidades, suciedad.. Algo de lo que yo me había mantenido al margen.  La mía es una mirada curiosa del urbanita y pijo que se acerca al rural pero debo decir que partiendo de la admiración. Fui a Soutelo, y no recuerdo si estuve en su casa o no. Anduvimos por los caminos. Creo recordar estar con Keta, pero no lo tengo muy presente. Hablamos de “Perello”, Virxilio decidió firmar como Fotos Perello, que era el nombre de su estirpe. Perello es uno de los nombres del demonio en Galicia, pero no un demonio malo del todo, un diablillo, un duende, un demonio con el que se puede hacer tratos. Define muy bien cómo se posiciono en la sociedad. Y cuando se ven retratos suyos es como un retrato de un pillo. Define su forma de moverse.

El mundo de Virxilio era Soutelo, era un sitio desolado, frío, feo, vacío de gente y lluvioso. Ese era el mundo del que salía el trabajo de Virxilio. Por otro lado Soutelo es el lugar de origen de “los gaiteiros de Soutelo”. Estos triunfaron y fueron muy famosos en Galicia y por América adelante. Eran republicanos. Dos se exiliaron y el otro Avelino Cachafeiro, “ah, Candiles”, dijo Virxilio que le conocía.  Era un exiliado en su propia casa, por haber salido y haber vuelto. Virxilio era alguien que había sido del lugar, que era del lugar, pero que había marchado y había conocido otros mundos. Comprendí que había un aspecto fundamental. Cruce de dos fuerzas: matería prima, mirada. Le había venido de marchar fuera. Había estado un poco de parranda, había conocido una sociedad más liberal, más alegre, cerca de Francia, con extranjeros… en ese clima, debió florecer vitalmente. La vuelta de Virxilio al lugar, se siente desplazado. Sabía que era de allí pero sabía que no era su lugar. Esto hace que su mirada sobre sus vecinos, sabemos quién es, “de quién es”, cuál es su historia. Conocía realmente a esas personas, cuáles eran sus vidas. Los conocía fisionómicamente y los veía desde fuera. Esa mirada era la que permitía que lo revelase. Virxilio también reveló a sus vecinos. Hay verdad en ellas. Curiosamente esta situación lo condenó a una situación paradógica. Se convirtió en “notario del lugar” y levantó acta de bodas de nacimientos, de bautizos… Y curiosamente acabó narrando una comunidad. Sabemos que esa comunidad existió, fueron y están narradas. La mirada que le han dado sobre su trabajo que no sólo haya un testamento antropológico sino también la narración de una tierra.  Walter Benjamin: La clave de la obra es la ausencia de literatura, en el sentido de artificio, y la SUSTANCIA, atrapar la sustancia, donde otros tendrían un testimonio plano. Concepto de “aura”. El límite entre el arte y la verdad o la realidad. En parte es la fuerza de la materia prima. Dorothy Lange, Walker Evans… La diferencia es que Virxilio “no está de paso”. Trabaja desde dentro, son sus vecinos, son sus conocidos. Él es de la tribu, aunque como todo chamán se haya ido, haya tenido experiencias iniciáticas y haya vuelto a la tribu. Él hablaba de que quería saber cómo era aquella magia de la fotografía. En todo caso, Perello, se divirtió, “el arte es juego”.  Como se debió de aburrir, siempre buscó divertirse y con su trabajo se divertía y responde a eso el espíritu de juego, la inclusión de elementos como los maceteros. “Decidí salir del estudio porque dentro me aburría” decía Virxilio.  “Era consciente de que retrataba personas que habían padecido hambre, trabajos, etc…” Los conocía pero los veía desde fuera. Nunca retrató el paisaje. Su mundo era un mundo mixto. En la luna se habría aburrido muchísimo.

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